ante simulacro electoral 22 de
abril
El Partido Bandera Roja (BR) se funda el 20 de enero de 1970. Lucha y trabaja para construir una Venezuela democrática y popular #AbajoLaDictadura #Venezuela
lunes, 26 de febrero de 2018
jueves, 22 de febrero de 2018
votar ni participar en el simulacro electoral
del 22 de abril
El régimen dictatorial de Nicolás Maduro pretende mantenerse en el poder a fuerza de engaño, represión y tramposería. No se conforma con haber llevado la ruina, la pobreza, la hambruna y el caos a nuestro país, sino que ahora pretende alargar seis años más esta agonía. Amparándose en la espuria asamblea constituyente, el cne, el tsj y el alto mando militar, viola las normas constitucionales y legales y convoca una FARSA reeleccionista para el 22 de abril de este año, evento que no llega ni a simulacro de democracia y mucho menos a ser espacio para escogencia libre y transparente que exprese la voluntad de los electores.
votar ni participar en el simulacro electoral del 22 de abril |
El régimen dictatorial de Nicolás Maduro pretende mantenerse en el poder a fuerza de engaño, represión y tramposería. No se conforma con haber llevado la ruina, la pobreza, la hambruna y el caos a nuestro país, sino que ahora pretende alargar seis años más esta agonía. Amparándose en la espuria asamblea constituyente, el cne, el tsj y el alto mando militar, viola las normas constitucionales y legales y convoca una FARSA reeleccionista para el 22 de abril de este año, evento que no llega ni a simulacro de democracia y mucho menos a ser espacio para escogencia libre y transparente que exprese la voluntad de los electores.
Nuestro llamado es a que la propia gente, en una postura de
desobediencia y de protesta, desconozca esta irregular e írrita seudoelección,
tanto negándose a ir a votar como pronunciándose abiertamente contra esta nueva
agresión al poder soberano del pueblo. Desde ya debemos promover y organizar
espacios para el debate y para la coordinación de acciones, en un vasto
despliegue de asambleas de ciudadanos y amparados en los artículos 333 y 350 de
la Constitución, los cuales nos facultan para actuar ante la continuada y
persistente violación de nuestra Carta Magna. Dichas asambleas deben extenderse
en todos los lugares de estudio, de trabajo y de residencia y nombrar equipos
de dirección autónoma que le den continuidad a las acciones hasta derrotar a la
dictadura. Solo un poder de base de la sociedad puede dar continuidad y
sostenibilidad a la lucha por el cambio político y por la reconstrucción de
nuestra patria.
Desde hace más de un año, Bandera Roja ha venido proponiendo
la construcción de una UNIDAD NACIONAL que atienda —con aliento histórico,
amplitud, sindéresis y eficacia— la búsqueda del cambio y que pueda integrar
las distintas formas de lucha y las distintas líneas de acción en un solo
torrente suficiente para salir de esta pesadilla, lo cual necesariamente pasa
por salir de Maduro y su camarilla de mafiosos. Esa unidad no debe quedarse en
el logro de este solo objetivo, sino que deberá apuntar a la reconstrucción del
país con un sentido de progreso, desarrollo y justicia social, y en el marco de
la defensa de la democracia, la soberanía y la independencia.
Es tiempo de que los venezolanos volvamos a levantarnos en
masa contra estas tropelías y esta ignominia. Si el clamor y la protesta de las
mayorías nacionales caen en oídos sordos, entonces hagamos entender a las
mafias gubernamentales que aquí hay un pueblo que se respeta, un pueblo con
dignidad y con suficiente valentía para no ceder ante amenazas y chantajes. Es
hora de desplegar una nueva Rebelión Democrática, con mejores articulaciones,
con mayor amplitud y con una sabía dirección que sepa conjugar las luchas a
diversos niveles y en diferentes escenarios, para que todas confluyan en el
desplazamiento de la dictadura.
¡Rebélate o te matarán de hambre!
¡Desechar las ilusiones, prepararse para la lucha!
BANDERA ROJA (resistencia)
Dirección Nacional / Caracas, 20 de febrero de 2018
martes, 6 de febrero de 2018
Votar o no votar, un falso dilema
Votar o no votar, un falso dilema |
Nuevamente el régimen nos pone a los opositores a la
defensiva luego del llamado a elecciones presidenciales, lo cual nos ha llevado a discutir si participamos o
nos abstenemos. En honor a la verdad, desde que el chavismo tomó el poder, cada
cierto tiempo saca una medida populista, inmediatista o electoral para poner a
la oposición en un dilema casi que existencial.
¿Cómo enfrentamos a la dictadura?, es la pregunta que muchos
se hacen. ¿Ignorándola, participando, absteniéndononos, en la calle,
denunciándola? Pues en esas discusiones se nos ha ido una parte importante de
estos casi 19 años del régimen chavista. No niego la necesaria y oportuna
discusión o debate sobre el punto de ir o no ir, participar o no participar en
el proceso electoral convocado. Pero sin antes definir el con quién, para qué y
cómo, dentro de una estrategia y táctica adecuada, no tiene fuerza y
credibilidad ni sentido convocar a la participación del pueblo en esa jugada.
El con quién, para qué y cómo, es lo que le dará la fuerza y
el empuje a la decisión final de ir o no ir a los centros electorales a ejercer
el derecho a votar. Desgastarse en discusiones estériles y burocráticas en nada
sirve para lograr la salida del régimen. Por eso es importante que el ciudadano
de a pie, el pueblo llano, se organice para así tener la fuerza suficiente para
llevar a cabo una política que represente y defienda sus intereses, sea ésta
votando, rebelándose o la combinando distintas formas de lucha, como lo hizo
durante varios meses del 2017, cuando se puso contra las cuerdas a la dictadura
con la segunda rebelión democrática del siglo XXI. Esto último se ha reiterado
y señalado muchas veces y lo seguiremos haciendo hasta el cansancio, ya que es
la forma más auténtica, poderosa y democrática de lograr el cambio político que
necesita Venezuela.
Delegar la dirección política y económica solo a
tecnócratas, burócratas o a supuestos líderes que por una cuestión meramente
coyuntura se convierten en representantes del pueblo, es un error que el pueblo
no debe seguir cometiendo, ya que el pueblo es quien más padece y conoce su
realidad, además de que tiene la capacidad y madurez para dirigir su propia
acción política. ¿Qué ha pasado en estos años? que el pueblo, al no estar organizado,
es fácil de manipular o engañar por supuestos líderes o representantes, cuando
en realidad solo buscan al pueblo cuando
lo necesitan para sus intereses grupales e individuales. Esas posiciones han
impedido y obstaculizado el verdadero avance de una organización popular y
democrática en la ciudadanía. Esas actitudes de sectarismo y prepotencia
lamentablemente se ven en el quehacer de
la oposición en Venezuela, y creen que porque hoy tienen votos, diputados y
alcaldes o tienen los recursos económicos para proyectarse, los convierte en
los máximos representantes de la oposición y del pueblo. Eso, por lo mínimo, es
un acto de soberbia y prepotencia que solo los va convirtiendo en meros
charleros de la política venezolana.
Ese es el gran obstáculo que debe sortear el pueblo para
poder dar la discusión y el debate necesario. Asimismo, se debe atender la
organización de base que se necesita para poder salir de manera urgente de este
régimen que nos está matando de hambre. Definir el con quién, el para qué y el
cómo, desde una visión del pueblo es lo más sensato. Pero para las elites no,
porque implicaría desprenderse de algunas cuotas de poder que no están
dispuestas a ceder.
El definir una línea estratégica y táctica como pueblo
organizado para unificar y accionar, dejaría en segundo plano la discusión
sobre el punto de participar o no participar en el proceso electoral. Lo
fundamental, lo principal y urgente es discutir cuál es la estrategia y la
táctica para enfrentar victoriosamente a la dictadura madurista. Tener esto
claro dinamizará el accionar opositor y del pueblo en general, y se podrá
definir si participar en las elecciones convocadas por la dictadura, que es
solo un episodio y una forma de lucha, más no la única.
Dictar una línea política desde las alturas de un cargo
político o burocrático, sin palpar el sentimiento y opinión de la gente, no es
más que el reflejo del distanciamiento entre quienes se creen los
representantes del pueblo y los verdaderos intereses de éste. Es como aquel,
que se queja de las colas o de la falta de alimentos, pero nunca ha hecho una
cola ni ha pasado hambre. Esos que ven la realidad pero no la sufren, son,
entre otros, los que limitan y obstaculizan la organización del pueblo.
Por eso el dilema es cómo nos organizamos para dar la lucha
en todos los escenarios que la realidad nos presente. El dilema es la
definición de una estrategia unitaria que combine distintas y disímiles formas
de lucha para enfrentar a esta dictadura. Ese es el dilema y al cual que hay
que darle salida con urgencia y rapidez, sin sectarismos exclusiones,
grupalismo o intereses personales. Este debate pasa por acordar una propuesta
programática de cara al pueblo y confiando en que en sus manos está la
reconstrucción nacional. Con su aporte no solo en la salida del régimen, sino
también con su participación real en la nueva política de la recuperación
económica, política y social del país; que el pueblo se convierta, a través de
las asambleas ciudadanas y/o populares, en agente del cambio democrático y
popular. Solo así se podrá dar al traste con este régimen oprobioso
delincuencial y militarista ,y enrumbar a Venezuela por la senda de la
democracia, el progreso y el bienestar.
Es urgente una
vanguardia, una dirección política que oriente el movimiento espontáneo
del pueblo, que ha demostrado hasta la saciedad disposición a luchar.
Necesitamos un vanguardia con inteligencia, con cultura, con sentido de patria,
sentido del cambio, con compromiso unitario, que responda a los intereses de
las mayorías. Esos elementos son parte fundamental de esa dirección política
que el pueblo anhela y exige. Que permita dar golpes certeros y puntuales al
régimen como respuesta a cualquier acción dictatorial que busque distraer,
confundir o maniobrar para que las mafias permanezcan en el gobierno. Nuestra
fortaleza radica en el accionar en conjunto, en unidad, con una solo línea de
acción y una solo voz de mando, luchando por los mismos objetivos e intereses.
Cuando esto último esté claro, el pueblo, debidamente organizado, se sumará
entusiastamente a luchar, a movilizarse y la discusión de votar o no votar, que
en este momento es lo inmediato, será secundario, ya que con un pueblo
organizado puedes presionar y arrinconar al régimen con el propósito de que
sean sus intereses y los de Venezuela los que prevalezcan.
Por: José Miguel Romero
Secretario General Bandera Roja Lara | Obrero/Trabajador |
Dirigente político del estado Lara | Comité Central de Bandera Roja
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