Partido Bandera Roja

Saludos bienvenidos tod@s al blog del Regional Lara Argimiro Gabaldón del Partid Bander Roj (BR) que lucha y trabaja por la Unidad el Progreso y la Soberanía en Venezuela

viernes, 20 de marzo de 2015

La comuna de parís

La comuna de parís
En memoria de la Comuna – V. I. Lenin

Primera edición: En Rabóchaia Gazeta, núm.4-5, 15 (28) de abril de 1911.

Han pasado cuarenta años desde la proclamación de la Comuna de París. Según la costumbre establecida, el proletariado francés honró con mítines y manifestaciones la memoria de los hombres de la revolución del 18 de marzo de 1871. A finales de mayo volverá a llevar coronas de flores a las tumbas de los communards fusilados, víctimas de la terrible “Semana de Mayo”, y ante ellas volverá a jurar que luchará sin descanso hasta el total triunfo de sus ideas, hasta dar cabal cumplimiento a la obra que ellos le legaron.

¿Por qué el proletariado, no sólo francés, sino el de todo el mundo, honra a los hombres de la Comuna de París como a sus predecesores? ¿Cuál es la herencia de la Comuna?

La Comuna surgió espontáneamente, nadie la preparó de modo consciente y sistemático. La desgraciada guerra con Alemania, las privaciones durante el sitio, la desocupación entre el proletariado y la ruina de la pequeña burguesía, la indignación de las masas contra las clases superiores y las autoridades, que habían demostrado una incapacidad absoluta, la sorda efervescencia en la clase obrera, descontenta de su situación y ansiosa de un nuevo régimen social; la composición reaccionaria de la Asamblea Nacional, que hacía temer por el destino de la República, todo ello y otras muchas causas se combinaron para impulsar a la población de París a la revolución del 18 de marzo, que puso inesperadamente el poder en manos de la Guardia Nacional, en manos de la clase obrera y de la pequeña burguesía, que se había unido a ella.

Fue un acontecimiento histórico sin precedentes. Hasta entonces, el poder había estado, por regla general, en manos de los terratenientes y de los capitalistas, es decir, de sus apoderados, que constituían el llamado gobierno. Después de la revolución del 18 de marzo, cuando el gobierno del señor Thiers huyó de París con sus tropas, su policía y sus funcionarios, el pueblo quedó dueño de la situación y el poder pasó a manos del proletariado. Pero en la sociedad moderna, el proletariado, avasallado en lo económico por el capital, no puede dominar políticamente si no rompe las cadenas que lo atan al capital. De ahí que el movimiento de la Comuna debiera adquirir inevitablemente un tinte socialista, es decir, debiera tender al derrocamiento del dominio de la burguesía, de la dominación del capital, a la destrucción de las bases mismas del régimen social contemporáneo.

Al principio se trató de un movimiento muy heterogéneo y confuso. Se adhirieron a él los patriotas, con la esperanza de que la Comuna reanudaría la guerra contra los alemanes, llevándola a un venturoso desenlace. Los apoyaron asimismo los pequeños tenderos, en peligro de ruina si no se aplazaba el pago de las deudas vencidas de los alquileres (aplazamiento que les negaba el gobierno, pero que la Comuna les concedió). Por último, en un comienzo también simpatizaron en cierto grado con él los republicanos burgueses, temerosos de que la reaccionaria Asamblea Nacional (los “rurales”, los salvajes terratenientes) restablecieran la monarquía. Pero el papel fundamental en este movimiento fue desempeñado, naturalmente, por los obreros (sobre todo, los artesanos de París), entre los cuales se había realizado en los últimos años del Segundo Imperio una intensa propaganda socialista, y que inclusive muchos de ellos estaban afiliados a la Internacional.

Sólo los obreros permanecieron fieles a la Comuna hasta el fin. Los burgueses republicanos y la pequeña burguesía se apartaron bien pronto de ella: unos se asustaron por el carácter socialista revolucionario del movimiento, por su carácter proletario; otros se apartaron de ella al ver que estaba condenada a una derrota inevitable. Sólo los proletarios franceses apoyaron a su gobierno, sin temor ni desmayos, sólo ellos lucharon y murieron por él, es decir, por la emancipación de la clase obrera, por un futuro mejor para los trabajadores.

Abandonada por sus aliados de ayer y sin contar con ningún apoyo, la Comuna tenía que ser derrotada inevitablemente. Toda la burguesía de Francia, todos los terratenientes, corredores de bolsa y fabricantes, todos los grandes y pequeños ladrones, todos los explotadores, se unieron contra ella. Con la ayuda de Bismarck (que dejó en libertad a 100.000 soldados franceses prisioneros de los alemanes para aplastar al París revolucionario), esta coalición burguesa logró enfrentar con el proletariado parisiense a los campesinos ignorantes y a la pequeña burguesía de provincias, y rodear la mitad de París con un círculo de hierro (la otra mitad había sido cercada por el ejército alemán). En algunas grandes ciudades de Francia (Marsella, Lyon, Saint-Etienne, Dijon y otras) los obreros también intentaron tomar el poder, proclamar la Comuna y acudir en auxilio de París, pero estos intentos fracasaron rápidamente. Y París, que había sido la primera en enarbolar la bandera de la insurrección proletaria, quedó abandonada a sus propias fuerzas y condenada una muerte cierta.

Para que una revolución social pueda triunfar, necesita por lo menos dos condiciones: un alto desarrollo de las fuerzas productivas y un proletariado preparado para ella. Pero en 1871 se carecía de ambas condiciones. El capitalismo francés se hallaba aún poco desarrollado, y Francia era entonces, en lo fundamental, un país de pequeña burguesía (artesanos, campesinos, tenderos, etc.). Por otra parte, no existía un partido obrero, y la clase obrera no estaba preparada ni había tenido un largo adiestramiento, y en su mayoría ni siquiera comprendía con claridad cuáles eran sus fines ni cómo podía alcanzarlos. No había una organización política seria del proletariado, ni fuertes sindicatos, ni sociedades cooperativas…

Pero lo que le faltó a la Comuna fue, principalmente tiempo, posibilidad de darse cuenta de la situación y emprender la realización de su programa. No había tenido tiempo de iniciar la tarea cuando el gobierno, atrincherado en Versalles y apoyado por toda la burguesía, inició las operaciones militares contra París. La Comuna tuvo que pensar ante todo en su propia defensa. Y hasta el final mismo, que sobrevino en la semana del 21 al 28 de mayo, no pudo pensar con seriedad en otra cosa.

Sin embargo, pese a esas condiciones tan desfavorables y a la brevedad de su existencia, la Comuna adoptó algunas medidas que caracterizan suficientemente su verdadero sentido y sus objetivos. La Comuna sustituyó el ejército regular, instrumento ciego en manos de las clases dominantes, y armó a todo el pueblo; proclamó la separación de la Iglesia del Estado; suprimió la subvención del culto (es decir, el sueldo que el Estado pagaba al clero) y dio un carácter estrictamente laico a la instrucción pública, con lo que asestó un fuerte golpe a los gendarmes de sotana. Poco fue lo que pudo hacer en el terreno puramente social, pero ese poco muestra con suficiente claridad su carácter de gobierno popular, de gobierno obrero: se prohibió el trabajo nocturno en las panaderías; fue abolido el sistema de multas, esa expoliación consagrada por ley de que se hacía víctima a los obreros; por último, se promulgó el famoso decreto en virtud del cual todas las fábricas y todos los talleres abandonados o paralizados por sus dueños eran entregados a las cooperativas obreras, con el fin de reanudar la producción. Y para subrayar, como si dijéramos, su carácter de gobierno auténticamente democrático y proletario, la Comuna dispuso que la remuneración de todos los funcionarios administrativos y del gobierno no fuera superior al salario normal de un obrero, ni pasara en ningún caso de los 6.000 francos al año (menos de 200 rublos mensuales).

Todas estas medidas mostraban elocuentemente que la Comuna era una amenaza mortal para el viejo mundo, basado en la opresión y la explotación. Esa era la razón de que la sociedad burguesa no pudiera dormir tranquila mientras en el ayuntamiento de París ondeara la bandera roja del proletariado. Y cuando la fuerza organizada del gobierno pudo, por fin, dominar a la fuerza mal organizada de la revolución, los generales bonapartistas, esos generales batidos por los alemanes y valientes ante sus compatriotas vencidos, esos Rénnenkampf y Meller-Zakomielski franceses, hicieron una matanza como París jamás había visto. Cerca de 30.000 parisienses fueron muertos por la soldadesca desenfrenada; unos 45.000 fueron detenidos y muchos de ellos ejecutados posteriormente; miles fueron los desterrados o condenados a trabajar forzados. En total, París perdió cerca de 100.000 de sus hijos, entre ellos a los mejores obreros de todos los oficios.

La burguesía estaba contenta. “¡Ahora se ha acabado con el socialismo para mucho tiempo!”, decía su jefe, el sanguinario enano Thiers, cuando él y sus generales ahogaron en sangre la sublevación del proletariado de París. Pero esos cuervos burgueses graznaron en vano. Después de seis años de haber sido aplastada la Comuna, cuando muchos de sus luchadores se hallaban aún en presidio o en el exilio, se iniciaba en Francia un nuevo movimiento obrero. La nueva generación socialista, enriquecida con la experiencia de sus predecesores, cuya derrota no la había desanimado en absoluto, recogió la bandera que había caído de las manos de los luchadores de la Comuna y la llevó adelante con firmeza y audacia, al grito de “¡Viva la revolución social, viva la Comuna!” Y tres o cuatro años más tarde, un nuevo partido obrero y la agitación levantada por éste en el país obligaron a las clases dominantes a poner en libertad a los communards que el gobierno aún mantenía presos.

La memoria de los luchadores de la Comuna es honrada no sólo por los obreros franceses, sino también por el proletariado de todo el mundo, pues aquella no luchó por un objetivo local o estrechamente nacional, sino por la emancipación de toda la humanidad trabajadora, de todos los humillados y ofendidos. Como combatiente de vanguardia de la revolución social, la Comuna se ha ganado la simpatía en todos los lugares donde sufre y lucha el proletariado. La epopeya de su vida y de su muerte, el ejemplo de un gobierno obrero que conquistó y retuvo en sus manos durante más de dos meses la Capital del mundo, el espectáculo de la heroica lucha del proletariado y de sus sufrimientos después de la derrota, todo esto ha levantado la moral de millones de obreros, alentado sus esperanzas y ganado sus simpatías para el socialismo. El tronar de los cañones de París ha despertado de su sueño profundo a las capas más atrasadas del proletariado y ha dado en todas partes un impulso a la propaganda socialista revolucionaria. Por eso no ha muerto la causa de la Comuna, por eso sigue viviendo hasta hoy día en cada uno de nosotros.

La causa de la Comuna es la causa de la revolución social, es la causa de la completa emancipación política y económica de los trabajadores, es la causa del proletariado mundial. Y en este sentido es inmortal.

sábado, 14 de marzo de 2015

Unión de Jóvenes Revolucionarios


Unión de Jóvenes Revolucionarios
Cuando resplandezca la libertad tendrá que rendir cuentas.
La Unión de Jóvenes Revolucionarios manifiesta su dolor, solidaridad y acompañamiento a los familiares y amigos de Rodolfo González. Una muerte innecesaria, producto de la crueldad de un régimen que no vacila en usar el psicoterror para tratar de aniquilar la voluntad de los presos políticos. Que importa la forma? ¿el acto final?  La responsabilidad está clara.  Maduro lo condenó y lo estigmatizó desde su detención. Y del peso de esta muerte no podrá liberarse. Por lo pronto podrá burlar la justicia pero cuando resplandezca la libertad tendrá que rendir cuentas.   
Y ese tiempo se aproxima.
Se escucha el despertar de un pueblo, sus pasos son firmes, su objetivo claro: salir de esta pesadilla. La indignación recorre nuestras calles, la sed de justicia alimenta nuestro espíritu libertario. Un pueblo glorioso que no se rinde ante la barbarie. El calor de la lucha  acera nuestra conciencia.  Ciudadanos de a pie, ya sean estudiantes con sus  cuadernos o lápices, madres,
padres,  hermanos anhelan un país digno.  Con valentía trabajan para producir el cambio político  que dé inicio a la reconstrucción del país, a  una sociedad nueva que crezca en valores morales y principios éticos.  
El llamado es a unirnos en una sola voz y fuerza.
Tenemos héroes tras las rejas del corrupto, muchos han caído, abandonarlos no es opción para un pueblo valeroso.
¡Honor y Gloria a Todos los caídos!
¡Honor y Gloria a Rodolfo Gonzalez!
#LibertadPlena para los enjuiciados y presos políticos.
¡No más represión!
Unión de Jóvenes Revolucionarios.
Marzo 2015

miércoles, 11 de marzo de 2015

Manos extranjeras fuera de Venezuela

Manos extranjeras fuera de Venezuela

La declaración realizada por el presidente de los EEUU Barak Obama, señalando a Venezuela como una “amenaza” a su seguridad nacional y condenando a varios jerarcas principalmente militares de la dictadura, y la casi inmediata respuesta de China invitando a los dos países al “diálogo”, son evidencia clara de que Venezuela es un área en disputa.

Lo que avizoramos en su oportunidad como el inicio de una tendencia ya toma cuerpo y evidencia que el desarrollo alcanzado nos lleva a nuevas situaciones más comprometedoras de nuestro futuro.

La injerencia del imperialismo, de cualquier imperialismo, en la realidad de cada país es directamente proporcional a los intereses que busca consolidar u obtener. La estrategia del régimen, iniciada por Chávez y continuada fielmente por Maduro, de entregarse a otro imperialismo para “enfrentar” a los yanquis, en nuestro caso, es tan vieja como el revisionismo mismo, practicado por otros países del llamado “socialismo real”, de aquellos que se disfrazan de socialistas pero que están al servicio de la oligarquía financiera, inclinados eventualmente hacia uno u otro imperialismo. Siempre, el resultado es la confrontación al convertirse la maniobra en un contrasentido que conduce a una mayor pérdida de soberanía frente a los imperialismos en disputa, que terminan por imponer una política u otra, de acuerdo con los intereses de cada imperialismo y de la correlación de fuerzas alcanzada. Recordemos que la dinámica imperialista se desarrolla con base en la negociación y la confrontación. En las condiciones actuales la confrontación parece ganar terreno frente a la negociación entre el imperialismo chino y el estadounidense respecto de Venezuela. Aún están frescas en la memoria las escenas de Libia e Irak y sus resultados. Aún sangran los pueblos de esos países. Ucrania sufre lo propio, mientras la guerra en Siria, actualmente disputada por varios imperialismos, parece no tener fin.

Destacan en esta nueva confrontación con los yanquis dos cuestiones de trascendencia. De una parte, mientras se produce este episodio, se inicia -vaya extraña coincidencia- la perforación de pozos en territorio Esequibo por parte de Exxon en aguas territoriales del área en disputa entre Venezuela y Guyana, y sumado a esti, el Gobierno venezolano negocia la compra de arroz a Guyana, favoreciendo al país que hoy lesiona abiertamente nuestra soberanía. Invocar la defensa de soberanía frente a las supinas confrontaciones con Estados Unidos, mientras se hacen oídos sordos ante esta lesión al interés nacional, resulta cuando menos evidencia de que se actúa de manera compulsiva buscando el rédito político de cara a las elecciones parlamentarias a realizarse a finales de año.

En segundo lugar, la diatriba frente a las medidas tomadas por Obama dando el ejecútese al mandato del Congreso de Estados Unidos sirve a Maduro y al chavismo oficial para nuclear a su gente, a aquellos que aún conservan como reserva estratégica en medio de una merma de simpatizantes que ponen en peligro sus posibilidades de victoria en el proceso electoral venidero. Vieja maniobra que les permite aprovechar la escena electoralmente. Asimismo, sirve la diatriba para una eventual recuperación de los precios del crudo, también vieja estrategia del régimen. Ubiquemos que un eventual conflicto presionará hacia esta circunstancia.

Bandera Roja rechaza cualquier injerencia extranjera en nuestros asuntos. Este comportamiento es una cuestión de principios y ha sido principio inmutable en nuestro partido desde su fundación. Entonces, la política correcta frente a la defensa de nuestra soberanía es el llamado a los principios más elementales en materia internacional. Los asuntos de Venezuela debemos resolverlos los venezolanos. La autodeterminación supone también la exigencia a cualquier imperialismo a sacar sus manos de los asuntos venezolanos. Chinos, rusos o estadounidenses, deben abstenerse de intentar determinar el curso de nuestra política.

Comité Político Nacional
Partido Bandera Roja

viernes, 6 de marzo de 2015

Reconstrucción Nacional

Programa de Reconstrucción Nacional 

Reconstrucción Nacional

Esta propuesta la tiene el partido desde hace más de un año y todavía tiene valides y es una propuesta que puede sacar al país del caos en donde se encuentra
El proceso destructivo que ha sufrido Venezuel por parte de la mafia gobernante obliga a su Reconstrucción. Una reconstrucción que eche las bases para una sociedad más avanzada; que deje atrás la cronicidad de problemas fácilmente superables desde la perspectiva del interés nacional y el de las grandes mayorías.
La crisis, expresada en todos los órdenes, obliga a un proceso de identificación de la gente con un proyecto que refleje una perspectiva de superación, de cambio positivo, que, reconociendo los problemas estructurales, afiance y realice los derechos fundamentales de la ciudadanía, conquistados en la ley pero desconocidos en los hechos.
La mayoría nacional, desde cualquier sector, aspira sin duda a un cambio real de la circunstancia crítica y sangrienta que vive Venezuel. Ese cambio debe expresarse en un proyecto donde se vean reflejados los distintos sectores que aspiran ese cambio.
Es así como la unidad adquiere una nueva dimensión, que gira en torno de una idea de cambio sustentada en un compromiso, en un proyecto viable cuyos objetivos se encuentran claramente definidos, así como el camino para alcanzarlos.
*Programa de Reconstrucción Nacional. Para el país
1. Una Nueva Democracia basada en la participación asambleística donde se respete su carácter vinculante como lo establece la Constitución. Establecer espacios donde se discutan los grandes problemas del país. La representación popular en órganos deliberativos populares deberá estar articulada con la realización de este espíritu democrático y genuinamente de participación. Una nueva democracia que respete las libertades; donde el derecho a la movilización y la protesta encuentre como respuesta la atención de sus motivos y no la represión y la amenaza. Una nueva democracia que garantice la realización de los derechos humanos de todos los ciudadanos sin distingo de ningún tipo. Donde los poderes públicos hagan valer sus competencias y su autonomía e independencia inspiradas en las ideas de justicia e igualdad.
2. Una Nueva Economía para el desarrollo, cuyo sustento será un plan de desarrollo industrial y agrícola diversificado que siente las bases para alcanzar una revolución industrial como vía a la autonomía y soberanía nacional, productiva y agroalimentaria. Una economía productiva que, respetando las distintas formas de propiedad, brinde las mejores condiciones para la producción, buscando armonizar la producción en el campo y la industria. Promover el abaratamiento del crédito y la inversión productiva, tendrá como complemento la importación de medios de producción que permitan el despegue de una nueva economía productiva y soberana. Las importaciones de medios productivos serán jerarquizadas mientras que la de bienes finales sustituibles serán reducidas hasta lo imprescindible en la medida en que se alcance la producción soberana y nacional. Así, el desarrollo de la economía productiva permitirá ir sustituyendo la importación para satisfacer la demanda interna, echándose las bases para el desarrollo diversificado y una verdadera Revolución Industrial. Esto requiere de una nueva cultura económica que permita que el venezolano aprecie la producción nacional. La producción criolla, por tanto, debe ser competitiva en calidad y precio.
3. La inversión pública y privada y el ahorro social en manos de la banca se dirigirán a la financiación de este proyecto a tasas de interés bajas. Para ello debe implantarse una Nueva Política Económica que permita que esos principios guíen la inversión. El presupuesto de ingresos y gastos deberá alcanzar el equilibrio con base en el crecimiento de la recaudación de Impuesto Sobre la Renta, buscando disminuir la presión tributaria sobre la población. Lo que permitirá un aumento de la recaudación y de la capacidad de demanda social. Así, el freno a la inflación permitirá llevar a cabo una política de precios con base en la productividad y la producción. Sin inflación, y con un equilibrio fiscal basado en la recaudación a partir de la elevación de la producción el gasto social de manera creciente, se garantizará la cobertura de los servicios satisfaciendo así la demanda en cantidad y calidad. Más calidad en Educación, Salud y Vivienda, principalmente, sin descuidar otras áreas como Transporte.
4. La política bancaria será ajustada a estas orientaciones llevando al sistema en su conjunto a cumplir con su papel de intermediador y catalizador del ahorro social hacia la inversión productiva a tasas bajas y en correspondencia con la demanda de recursos. Fundamental en la realización de esta nueva política económica serán las orientaciones en el sector externo de la economía. Así, la política internacional para la Reconstrucción Nacional deberá revisar todos los acuerdos alcanzados que atentan contra la producción nacional. La protección para el desarrollo y la relación con otros países con base en el beneficio mutuo resumen la guía de esta nueva política.
5. El petróleo será palanca para el desarrollo diversificado de la economía. La renta será canalizada principalmente hacia la inversión productiva. Mientras, la industria petrolera se diversificará en correspondencia con las orientaciones de sustituir bienes importados en el sector de derivados, sobre todo de los vinculados a la industria y su desarrollo. La elevación de la producción petrolera estará sujeta al comportamiento de la relación oferta y demanda en el mercado internacional y el comportamiento del crecimiento de la economía mundial. Lo fundamental será la perspectiva que brinde el desarrollo diversificado del aparato productivo nacional, por tanto, la demanda interna que crecerá significativamente dado el desarrollo del aparato productivo nacional, y será factor principal en la determinación del crecimiento de la producción petrolera.
6. El carácter popular del nuevo orden se expresara en la garantía para la realización de los principales derechos ciudadanos como la Salud, Educación, Vivienda, Transporte, entre otros. El desarrollo de la economía conducirá a mayores niveles salariales y de bienestar y ascenso social. La base de la política de empleo será el desarrollo diversificado del aparato productivo, que apuntale la elevación del empleo público en las instancias del Estado garantes de derechos fundamentales del ciudadano, y no en la burocracia. De esa manera, las dimensiones del Estado serán acordes con el desarrollo de las fuerzas productivas y sus demandas de una población educada, saludable y que goza de servicios públicos que garantizan mejores condiciones de reproducción de la familia.
7. Nueva ética nacional. Este proyecto será factible con la participación de la gente y con un liderazgo que sea fiel a la ética según la cual los intereses populares y nacionales deben colocarse como norte de actuación de cada venezolano. Una ética que en ningún caso obsta para elevarla eficacia gubernamental y la eficiencia basada en el servicio público y el bien común. Que, combatiendo la corrupción hasta extirparla, haga eficaz la inversión pública para satisfacer las demandas sociales y eleve la producción nacional.
Programa de Reconstrucción Nacional impulsado por @Bandera_Roja a la discusión de todos los Venezolanos

Febrero de 2014

Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles

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