Partido Bandera Roja

Saludos bienvenidos tod@s al blog del Regional Lara Argimiro Gabaldón del Partid Bander Roj (BR) que lucha y trabaja por la Unidad el Progreso y la Soberanía en Venezuela

jueves, 9 de septiembre de 2010

Venzul Alternativa

Venezul Alternativa


Nuestra historia republicana nos muestra claramente la pérdida de muchas oportunidades para enrumbar al país por el sendero del progreso ininterrumpido. En cada período podemos encontrar sus logros políticos, económicos y sociales, y también sus limitaciones, pero la constante ha sido la incapacidad para abrir caminos a un desarrollo independiente de nuestra economía, a la superación de las cada vez más profundas diferencias sociales y al establecimiento de una democracia que responda a los inte¬reses de la mayoría nacional. Esto es tan así que, a tanto tiempo de habernos liberado del dominio de España, la soberanía nacional sigue siendo un objetivo por alcanzar. Que, a tanto tiempo de hacerse dominante el sistema capitalista, el carácter rentista y monoproductor de nuestra economía sigue actuando como un freno para el desarrollo industrial y agrícola del país, y para garantizar trabajo de calidad a nuestra gente. Esto nos reafirma el criterio de que hemos andado por caminos errados en la búsqueda de un proyecto de desarrollo nacional.

Al agotamiento de cada proyecto puesto en práctica, se ha correspondido el deterioro o desaparición de las organizaciones políticas y del liderazgo que lo han conducido en cada período histórico. Más recientemente hemos podido ver cómo el planteamiento de los par-tidos que condujeron al país por más de cuarenta años se queda totalmente vaciado de con-tenido y pierde toda capacidad de generar esperanzas y entusiasmo en la población. Al punto que los sectores dominantes que los utilizaron y los apoyaron terminaron por escoger como vía de escape la opción aventurera que representaba Chávez y que venía a significar una forma de salir de una dirigencia política que se tornaba totalmente inconveniente y peligrosa dado el descontento que ve¬nía generando.

El agotamiento del régimen chavista se produce en corto tiempo. En apenas diez años ya luce caduco y por todas partes lo que fue esperanza se torna frustración. En la comprobación de la pérdida de una gran oportunidad histórica, deparada no solamente por la inmensa renta petrolera que le ha tocado administrar en su gestión sino también, y en beneficiosa coincidencia, por el gran y diverso respaldo social alcanzado, por el apoyo de la Fuerza Armada, por la aceptación internacional, por el clima de paz social que ha imperado en su mandato, apenas quebrantado por protestas locales y por candentes episodios políticos provocados desde la Presidencia para propiciar confrontaciones que buscaba le beneficiaran o que formaban parte de un juego para fortalecer su autoritarismo.

Nada nuevo se le está ofreciendo al país. El anterior y el actual liderazgo marchan por una senda equivocada, resbalan sobre la misma charca sin encontrar el rumbo, se repiten en sus ejecutorias y se profundizan en los defectos, produciendo la desconfianza popular y la descomposición de las instituciones sociales y estatales.

No es nada casual que se hable de un vacío de liderazgo. Tampoco es casual que los vivos de siempre o los nuevos vivos traten de reducir esto a un cambio de rostros o a un asunto generacional. La verdad es que Venezul necesita un nuevo rumbo que tiene que ser encarnado en conductores comprometidos con un nuevo proyecto nacional. Los que han ejercido el poder, por la estrecha visión que les deja su compromiso con la elite dominante, han resultado ineficaces para impulsar las transformaciones que con urgencia reclama nuestra nación. De allí que el cambio político tiene que ver principalmente con una actitud que nos identifique con intereses nacionales y populares y que rompa con el pensamiento de sujeción nacional y de un Estado al servicio del enriquecimiento fácil de un puñado de nuevos y viejos supermillonarios.

Los inmensos recursos financieros que se han manejado han permitido políticas popu-listas clientelares y de un cierto crecimiento económico, pero los logros de estas políticas están muy lejos de corresponderse con las posibilidades, y nos reafirman en el criterio de su insuficiencia para alcanzar el pleno desarrollo del país, una justa distribución de las riquezas y la satisfacción de necesidades básicas de la población.

La necesidad de un nuevo liderazgo resalta en este tiempo de crisis económica mundial. Así lo demandan la nueva circunstancia que va a crearse y la forma irresponsable y demagógica como el gobierno pretende adormecernos formando una matriz de opinión que nos presenta como blindados y totalmente sobrados para enfrentar posibles efectos de esta crisis. Lo cierto es que las tendencias plantean todo lo contrario, se evidenciarán con mayor claridad las taras de nuestra dependencia y el desaprovechamiento de las altas entradas petroleras de los últimos diez años.

Hace falta llenar un vacío histórico. No se trata de cubrir el espacio para tal o cual elección o para tal o cual lucha democrática o social o política; estos espacios habrá que llenarlos dentro las opciones que nos presenta la realidad política. La falta es de una nueva propuesta nacional que posibilite un nuevo rumbo, una propuesta alternativa no sólo frente al chavismo sino también frente a quienes pretenden redescubrir el bipartidismo o hacer uno de nuevo cuño, que afiance nuestro carácter dependiente y neocolonial frente al imperio. Se trata de construir una alternativa que se afiance en un programa de unidad nacional. Tal como se ha venido planteando desde finales de los años 80 del pasado siglo, se trata de edificar un programa de salvación nacional:

DE CARÁCTER PATRIÓTICO: en defensa de los intereses nacionales y de nuestra sobe-ranía como república independiente y autónoma.

QUE IMPULSE EL DESARROLLO INDUSTRIAL y una economía nacional pujante; donde se conjuguen la ciencia, la industria, la tecnología y la agricultura, de tanta calidad y cantidad que permita satisfacer la demanda interna y que posibilite exportar también.

QUE TRANSFORME EL ESTADO NACIONAL, para hacerlo eficiente y con una ética política donde prevalezca el sentido de servicio social y se erradique la corrupción en sus distintas vertientes; que ahonde y amplíe la relación con el pueblo organizado y la participa-ción de éste en asuntos concernientes a la comunidad y a la colectividad; que se establezcan nuevas formas de gestión administrativa de los distintos entes del Estado que acote la discrecionalidad de los ejecutivos en beneficio de los organismos colegiados o entidades parlamentarias.

QUE IMPLANTE UNA MORAL CIUDADANA Y SOCIAL, en el sentido de mayor responsabilidad como ciudadanos y mayor solidaridad como venezolanos; y a la vez romper con el mercenarismo político como forma de actuación y dignificar la política como función social y para servir a la comunidad, no para servirse del erario público.

QUE ESTABLEZCA UNA DEMOCRACIA DE NUEVO TIPO que parta del crecimiento sus-tancial de la educación del pueblo, de elevación de sus niveles de entendimiento y compren-sión de las realidades sociales y económicas; donde el debate de las distintas escuelas de pensamiento tenga muchos escenarios a distintos niveles, y que ello derive en un crecimiento de la cultura general y particular de cada sector social.

QUE MEJORE LAS RELACIONES INTERNACIONALES sobre la base del respeto a nuestro propio rumbo económico, político y cultural; para ello es menester romper con la mentalidad servil y genuflexa ante otras naciones de gran desarrollo económico, político o cultural, o militar.

Para la implantación de un programa de esta significación, se debe operativizar una forma de transición, en la cual confluyan fuerzas diversas, e incluso hasta contradictorias, pero que las una la visión en una misma dirección programática inicial.

Se trata de construir una nueva fuerza política, estructurada nacionalmente, más allá de los partidos, pero sin excluirlos, con un compromiso directo con la gente, pero que a la vez permita la integración de grupos de masas, dirigentes políticos, individualidades, fac-ciones partidistas, luchadores sociales sin militancia partidista. Se trata de construir una pla-taforma que se mueva en tres direcciones principalmente

UNA UNIDAD en torno a un programa para el país, no alrededor de algún mesías o predestinado, ni tampoco prefigurando desde ya una candidatura presidencial. En otras pala-bras, un ente colectivo con la presencia de muchos líderes políticos y sociales, que tengan respaldo popular, electoral o social.

UN INSTRUMENTO ELECTORAL para el rescate de los espacios de elección popular, con mecanismos y propuestas de mayor permanencia y con mayor profundidad propositiva; y en esta dirección avanzar y avanzar “hasta tomar el cielo por asalto”.

UNA INSTANCIA PARA LUCHAR comenzando por atacar la dispersión y desorganiza-ción de las luchas reivindicativas e impulsando la unidad de la acción popular, el levanta-miento de plataformas de lucha, promoviendo la coordinación, apoyo y solidaridad entre los distintos sectores en lucha, y además buscando que las organizaciones sociales (sindicatos, gremios, asociaciones de vecinos, centros estudiantiles, etc.) den un salto cualitativo en su accionar, revolucionarizando sus dinámicas, sus estructuras, sus formas de relacionamiento con la base, sus mecanismos para la toma de decisiones, en fin rehaciendo su rol en el proceso de transformación general de la sociedad que estamos proponiendo.

El darle vigor y fuerza a esta propuesta significa superar planteamientos anteriores. No se trata de presentar esta política como un mero cambio de presentación de las formas unita-rias para luchar por el progreso y el avance social. No. Lo que buscamos es la creación de una nueva esperanza histórica para el pueblo y la nación venezoln, y por lo tanto no es una continuidad un poco “más esforzada” de la rutina con que hemos trajinado en los últimos años. Se trata de avanzar en el proyecto revolucionario que venimos enarbolando: acercarnos a la concreción de la democracia popular como espacio de tránsito hacia la conquista de una sociedad superior.

En el impulso de esta iniciativa debemos movernos con autonomía e independencia, sumando la mayor cantidad de voluntades y dejando a un lado cualquier posición sectaria. El discurso debe basarse en la necesidad simple y clara de una unidad de otro tipo, distinta a la que ha conducido las últimas acciones opositoras; de reivindicar la función política, separán-dola de la mercantilización y corruptelas que la han signado..

En fin, se trata de de la reeducación de la sociedad venezoln en su conjunto para rei-vindicar la política, sacándola de la mediatización, deshonra y venalidad a que la han lle-vado. La unidad opositora de hoy día está muy deteriorada y la unidad en torno a Chávez comienza a diluirse. Es hora de dar relieve a un espíritu y una voluntad para la construcción alternativa que ocupe su lugar histórico en la búsqueda del progreso, el desarrollo y la justicia social, junto con el avance cierto de la libertad y la felicidad de los venezolns.

Estamos convocados por la historia a la reunificación de nuestro pueblo y a la transformación social en esta VENEZUL ALTERNATIVA.

Octubre del  2008

Albert Einstein

Albert  Einstein

Albert Einstein


¿Por qué socialismo?

Primera Edición: En Monthly Review, Nueva York, mayo de 1949

¿Debe quién no es un experto en cuestiones económicas y sociales opinar sobre el socialismo?

Por una serie de razones creo que si.



Permítasenos primero considerar la cuestión desde el punto de vista del conocimiento  científico. Puede parecer que no hay diferencias metodológicas esenciales entre la astronomía y la  economía: los científicos en ambos campos procuran descubrir leyes de aceptabilidad general para  un grupo circunscrito de fenómenos para hacer la interconexión de estos fenómenos tan  claramente comprensible como sea posible. Pero en realidad estas diferencias metodológicas existen. El descubrimiento de leyes generales en el campo de la  economía.es difícil por que la observación de fenómenos económicos es afectada a .menudo por muchos factores que son difícilmente evaluables por separado. Además, la . experiencia que se ha acumulado desde el principio del llamado período civilizado de . la historia humana --como es bien sabido-- ha sido influida y limitada en gran parte . por causas que no son de ninguna manera exclusivamente económicas en su origen.  Por ejemplo, la mayoría de los grandes estados de la historia debieron su existencia . a la conquista. Los pueblos conquistadores se establecieron, legal y económicamente, como la clase privilegiada del país conquistado. Se aseguraron para sí mismos el monopolio de la propiedad de la tierra y designaron un sacerdocio de entre sus propias filas. Los sacerdotes, con el control de la educación, hicieron de la división de la sociedad en clases una institución permanente y crearon un sistema de valores por el cual la gente estaba a partir de entonces, en gran medida de forma inconsciente, dirigida en su comportamiento social.

Pero la tradición histórica es, como se dice, de ayer; en ninguna parte hemos superado realmente lo que Thorstein Veblen llamó "la fase depredadora" del desarrollo humano. Los hechos económicos observables pertenecen a esa fase e incluso las leyes que podemos derivar de ellos no son aplicables a otras fases. Puesto que el verdadero propósito del socialismo es precisamente superar y avanzar más allá de la fase depredadora del desarrollo humano, la ciencia económica en su estado actual puede arrojar poca luz sobre la sociedad socialista del futuro.

En segundo lugar, el socialismo está guiado hacia un fin ético-social. La ciencia, sin embargo, no puede establecer fines e, incluso menos, inculcarlos en los seres humanos; la ciencia puede proveer los medios con los que lograr ciertos fines. Pero los fines por si mismos son concebidos por personas con altos ideales éticos y --si estos fines no son endebles, sino vitales y vigorosos-- son adoptados y llevados adelante por muchos seres humanos quienes, de forma semi-inconsciente, determinan la evolución lenta de la sociedad.

Por estas razones, no debemos sobrestimar la ciencia y los métodos científicos cuando se trata de problemas humanos; y no debemos asumir que los expertos son los únicos que tienen derecho a expresarse en las cuestiones que afectan a la organización de la sociedad. Muchas voces han afirmado desde hace tiempo que la sociedad humana está pasando por una crisis, que su estabilidad ha sido gravemente dañada. Es característico de tal situación que los individuos se sienten indiferentes o incluso hostiles hacia el grupo, pequeño o grande, al que pertenecen. Como ilustración, déjenme recordar aquí una experiencia personal. Discutí recientemente con un hombre inteligente y bien dispuesto la amenaza de otra guerra, que en mi opinión pondría en peligro seriamente la existencia de la humanidad, y subrayé que solamente una organización supranacional ofrecería protección frente a ese peligro. Frente a eso mi visitante, muy calmado y tranquilo, me dijo: "¿porqué se opone usted tan profundamente a la desaparición de la raza humana?"

Estoy seguro que hace tan sólo un siglo nadie habría hecho tan ligeramente una declaración de esta clase. Es la declaración de un hombre que se ha esforzado inútilmente en lograr un equilibrio interior y que tiene más o menos perdida la esperanza de conseguirlo. Es la expresión de la soledad dolorosa y del aislamiento que mucha gente está sufriendo en la actualidad. ¿Cuál es la causa? ¿Hay una salida?

Es fácil plantear estas preguntas, pero difícil contestarlas con seguridad. Debo intentarlo, sin embargo, lo mejor que pueda, aunque soy muy consciente del hecho de que nuestros sentimientos y esfuerzos son a menudo contradictorios y obscuros y que no pueden expresarse en fórmulas fáciles y simples.

El hombre es, a la vez, un ser solitario y un ser social. Como ser solitario, procura proteger su propia existencia y la de los que estén más cercanos a él, para satisfacer sus deseos personales, y para desarrollar sus capacidades naturales. Como ser social, intenta ganar el reconocimiento y el afecto de sus compañeros humanos, para compartir sus placeres, para confortarlos en sus dolores, y para mejorar sus condiciones de vida. Solamente la existencia de éstos diferentes, y frecuentemente contradictorios objetivos por el carácter especial del hombre, y su combinación específica determina el grado con el cual un individuo puede alcanzar un equilibrio interno y puede contribuir al bienestar de la sociedad. Es muy posible que la fuerza relativa de estas dos pulsiones esté, en lo fundamental, fijada hereditariamente. Pero la personalidad que finalmente emerge está determinada en gran parte por el ambiente en el cual un hombre se encuentra durante su desarrollo, por la estructura de la sociedad en la que crece, por la tradición de esa sociedad, y por su valoración de los tipos particulares de comportamiento. El concepto abstracto "sociedad" significa para el ser humano individual la suma total de sus relaciones directas e indirectas con sus contemporáneos y con todas las personas de generaciones anteriores. El individuo puede pensar, sentirse, esforzarse, y trabajar por si mismo; pero él depende tanto de la sociedad -en su existencia física, intelectual, y emocional- que es imposible concebirlo, o entenderlo, fuera del marco de la sociedad. Es la "sociedad" la que provee al hombre de alimento, hogar, herramientas de trabajo, lenguaje, formas de pensamiento, y la mayoría del contenido de su pensamiento; su vida es posible por el trabajo y las realizaciones de los muchos millones en el pasado y en el presente que se ocultan detrás de la pequeña palabra "sociedad".

Es evidente, por lo tanto, que la dependencia del individuo de la sociedad es un hecho que no puede ser suprimido -- exactamente como en el caso de las hormigas y de las abejas. Sin embargo, mientras que la vida de las hormigas y de las abejas está fijada con rigidez en el más pequeño detalle, los instintos hereditarios, el patrón social y las correlaciones de los seres humanos son muy susceptibles de cambio. La memoria, la capacidad de hacer combinaciones, el regalo de la comunicación oral ha hecho posible progresos entre los seres humanos que son dictados por necesidades biológicas. Tales progresos se manifiestan en tradiciones, instituciones, y organizaciones; en la literatura; en las realizaciones científicas e ingenieriles; en las obras de arte. Esto explica que, en cierto sentido, el hombre puede influir en su vida y que puede jugar un papel en este proceso el pensamiento consciente y los deseos.

El hombre adquiere en el nacimiento, de forma hereditaria, una constitución biológica que debemos considerar fija e inalterable, incluyendo los impulsos naturales que son característicos de la especie humana. Además, durante su vida, adquiere una constitución cultural que adopta de la sociedad con la comunicación y a través de muchas otras clases de influencia. Es esta constitución cultural la que, con el paso del tiempo, puede cambiar y la que determina en un grado muy importante la relación entre el individuo y la sociedad como la antropología moderna nos ha enseñado, con la investigación comparativa de las llamadas culturas primitivas, que el comportamiento social de seres humanos puede diferenciar grandemente, dependiendo de patrones culturales que prevalecen y de los tipos de organización que predominan en la sociedad. Es en esto en lo que los que se están esforzando en mejorar la suerte del hombre pueden basar sus esperanzas: los seres humanos no están condenados, por su constitución biológica, a aniquilarse o a estar a la merced de un destino cruel, infligido por ellos mismos.

Si nos preguntamos cómo la estructura de la sociedad y de la actitud cultural del hombre deben ser cambiadas para hacer la vida humana tan satisfactoria como sea posible, debemos ser constantemente conscientes del hecho de que hay ciertas condiciones que no podemos modificar. Como mencioné antes, la naturaleza biológica del hombre es, para todos los efectos prácticos, inmodificable. Además, los progresos tecnológicos y demográficos de los últimos siglos han creado condiciones que están aquí para quedarse. En poblaciones relativamente densas asentadas con bienes que son imprescindibles para su existencia continuada, una división del trabajo extrema y un aparato altamente productivo son absolutamente necesarios. Los tiempos -- que, mirando hacia atrás, parecen tan idílicos -- en los que individuos o grupos relativamente pequeños podían ser totalmente autosuficientes se han ido para siempre. Es sólo una leve exageración decir que la humanidad ahora constituye incluso una comunidad planetaria de producción y consumo.

Ahora he alcanzado el punto donde puedo indicar brevemente lo que para mí constituye la esencia de la crisis de nuestro tiempo. Se refiere a la relación del individuo con la sociedad. El individuo es más consciente que nunca de su dependencia de sociedad. Pero él no ve la dependencia como un hecho positivo, como un lazo orgánico, como una fuerza protectora, sino como algo que amenaza sus derechos naturales, o incluso su existencia económica. Por otra parte, su posición en la sociedad es tal que sus pulsiones egoístas se están acentuando constantemente, mientras que sus pulsiones sociales, que son por naturaleza más débiles, se deterioran progresivamente. Todos los seres humanos, cualquiera que sea su posición en la sociedad, están sufriendo este proceso de deterioro. Los presos a sabiendas de su propio egoísmo, se sienten inseguros, solos, y privados del disfrute ingenuo, simple, y sencillo de la vida. El hombre sólo puede encontrar sentido a su vida, corta y arriesgada como es, dedicándose a la sociedad.

La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal. Vemos ante nosotros a una comunidad enorme de productores que se están esforzando incesantemente privándose de los frutos de su trabajo colectivo -- no por la fuerza, sino en general en conformidad fiel con reglas legalmente establecidas. A este respecto, es importante señalar que los medios de producción --es decir, la capacidad productiva entera que es necesaria para producir bienes de consumo tanto como capital adicional-- puede legalmente ser, y en su mayor parte es, propiedad privada de particulares.

En aras de la simplicidad, en la discusión que sigue llamaré "trabajadores" a todos los que no compartan la propiedad de los medios de producción -- aunque esto no corresponda al uso habitual del término. Los propietarios de los medios de producción están en posición de comprar la fuerza de trabajo del trabajador. Usando los medios de producción, el trabajador produce nuevos bienes que se convierten en propiedad del capitalista. El punto esencial en este proceso es la relación entre lo que produce el trabajador y lo que le es pagado, ambos medidos en valor real. En cuanto que el contrato de trabajo es "libre", lo que el trabajador recibe está determinado no por el valor real de los bienes que produce, sino por sus necesidades mínimas y por la demanda de los capitalistas de fuerza de trabajo en relación con el número de trabajadores compitiendo por trabajar. Es importante entender que incluso en teoría el salario del trabajador no está determinado por el valor de su producto.

El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la división del trabajo animan la formación de unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas. El resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática. Esto es así porque los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por los partidos políticos, financiados en gran parte o influidos de otra manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos prácticos, separan al electorado de la legislatura. La consecuencia es que los representantes del pueblo de hecho no protegen suficientemente los intereses de los grupos no privilegiados de la población. Por otra parte, bajo las condiciones existentes, los capitalistas privados inevitablemente controlan, directamente o indirectamente, las fuentes principales de información (prensa, radio, educación). Es así extremadamente difícil, y de hecho en la mayoría de los casos absolutamente imposible, para el ciudadano individual obtener conclusiones objetivas y hacer un uso inteligente de sus derechos políticos.

La situación que prevalece en una economía basada en la propiedad privada del capital está así caracterizada en lo principal: primero, los medios de la producción (capital) son poseídos de forma privada y los propietarios disponen de ellos como lo consideran oportuno; en segundo lugar, el contrato de trabajo es libre. Por supuesto, no existe una sociedad capitalista pura en este sentido. En particular, debe notarse que los trabajadores, a través de luchas políticas largas y amargas, han tenido éxito en asegurar una forma algo mejorada de "contrato de trabajo libre" para ciertas categorías de trabajadores. Pero tomada en su conjunto, la economía actual no se diferencia mucho de capitalismo "puro". La producción está orientada hacia el beneficio, no hacia el uso. No está garantizado que todos los que tienen capacidad y quieran trabajar puedan encontrar empleo; existe casi siempre un "ejército de parados". El trabajador está constantemente atemorizado con perder su trabajo. Desde que parados y trabajadores mal pagados no proporcionan un mercado rentable, la producción de los bienes de consumo está restringida, y la consecuencia es una gran privación. El progreso tecnológico produce con frecuencia más desempleo en vez de facilitar la carga del trabajo para todos. La motivación del beneficio, conjuntamente con la competencia entre capitalistas, es responsable de una inestabilidad en la acumulación y en la utilización del capital que conduce a depresiones cada vez más severas. La competencia ilimitada conduce a un desperdicio enorme de trabajo, y a ése amputar la conciencia social de los individuos que mencioné antes.

Considero esta mutilación de los individuos el peor mal del capitalismo. Nuestro sistema educativo entero sufre de este mal. Se inculca una actitud competitiva exagerada al estudiante, que es entrenado para adorar el éxito codicioso como preparación para su carrera futura.

Estoy convencido de que hay solamente un camino para eliminar estos graves males, el establecimiento de una economía socialista, acompañado por un sistema educativo orientado hacia metas sociales. En una economía así, los medios de producción son poseídos por la sociedad y utilizados de una forma planificada. Una economía planificada que ajuste la producción a las necesidades de la Comunidad, distribuiría el trabajo a realizar entre todos los capacitados para trabajar y garantizaría un sustento a cada hombre, mujer, y niño. La educación del individuo, además de promover sus propias capacidades naturales, procuraría desarrollar en él un sentido de la responsabilidad para sus compañeros-hombres en lugar de la glorificación del poder y del éxito que se da en nuestra sociedad actual.

Sin embargo, es necesario recordar que una economía planificada no es todavía socialismo. Una economía planificada puede estar acompañada de la completa esclavitud del individuo. La realización del socialismo requiere solucionar algunos problemas sociopolíticos extremadamente difíciles: ¿cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder político y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante? ¿Cómo pueden estar protegidos los derechos del individuo y cómo asegurar un contrapeso democrático al poder de la burocracia?


Ulm, 1879-1955. Físico alemán nacionalizado estadounidense, premiado con un Nobel, famoso por ser el autor de las teorías general y restringida de la relatividad y por sus hipótesis sobre la naturaleza corpuscular de la luz. Es probablemente el científico más conocido del siglo XX.

La publicación de Einstein en 1905, Sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento, formulaba lo que después llegó a conocerse como la teoría especial de la relatividad. Empezó con el enunciado del principio de equivalencia según el cual los campos gravitacionales son equivalentes a las aceleraciones del sistema de referencia. Basándose en dicha teoría, pudo entender las variaciones hasta entonces inexplicables del movimiento de rotación de los planetas y logró predecir la inclinación de la luz de las estrellas al aproximarse a cuerpos como el Sol.

Einstein siempre sostuvo que la única fuente del conocimiento era la experiencia.

Murió el 18 de abril de 1955 en Princeton

Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles

46 años de BR


Contactanos

Contactanos

BR. 42 años

Chávez el robín Hood al revés

UNIDAD SUPERIOR PARA NO VOLVER AL PASADO

El mejor discurso de todos los tiempos

El manifiesto comunista.1

El planeta en venta

"No hay teoría revolucionaria sin práctica revolucionaria y viceversa"